Se transformó en un éxito a menos de dos semanas del estreno en simultáneo de los ocho capítulos que la componen y sus creadores, los mellizos Matt y Ross Duffer, ya trabajan en la producción de una segunda temporada.
Una “criatura” fuera de control, una chica con poderes sobrenaturales y científicos gubernamentales inescrupulosos se topan en el camino de un grupo de niños en busca de su amigo misteriosamente desaparecido en el entretenido homenaje que Netflix le rinde a la TV y cine de los 80’s con la serie “Stranger Things”.
Sin los pomposos anuncios que acompañan los tanques de la plataforma de contenidos audiovisuales, como “House of Cards” o “Orange is the new black”, la serie “Stranger Things”, se transformó en un éxito a menos de dos semanas del estreno en simultáneo de los ocho capítulos que la componen y sus creadores, los mellizos Matt y Ross Duffer, ya trabajan en la producción de una segunda temporada.
La serie tiende líneas directas hacia lo mejor de la cultura pop de aquella década y le declara su amor a filmes de ciencia ficción de Steven Spielberg como “Encuentros cercanos del tercer tipo” (1977) y “E.T.” (1982) y de aventuras juveniles como “Los Goonies” (dirigida por Richard Donner y escrita también por Spielberg, 1985) o “Cuenta conmigo” (1986).
En el mismo nivel de importancia pueden verse las referencias a películas de terror y misterio basadas en historias de Stephen King y shows televisivos como “La dimensión desconocida” o “Cuentos de la cripta”.
La historia transcurre en 1983 en un pueblo ficcional del estado de Indiana, en Estados Unidos, donde la apacible vida suburbana, en la que los chicos disfrutan del contacto con la naturaleza y pasean en sus bicicletas hasta tarde en la noche, es interrumpida por una peligrosa criatura que ha escapado de un laboratorio gubernamental.
Un niño desaparece y mientras el pueblo entero participa de su búsqueda, su madre, encarnada por una brillante Winona Ryder, va perdiendo la cordura al tiempo que su hijo comienza a contactarla por medios esotéricos.
La trama también se centra en los tres mejores amigos del chico desaparecido, tres preadolescentes “perdedores” que en la búsqueda de su amigo encuentran la ayuda de una misteriosa chica con poderes telequinésicos, también prófuga del laboratorio en el que era objeto de experimentos por un científico sin moral (Matthew Modine).
El vestuario, los peinados, la ambientación puntillosa, la banda de sonido e incluso la tipografía en letras de neón del afiche de presentación de la serie funcionan de manera impecable y transportan inmediatamente a la atmósfera ochentosa.
Referencias y homenajes aparte, los Duffer consiguen presentar una historia de personajes complejos con un ritmo atrapante, en la que cobran especial relevancia valores como la amistad, el amor y la inocencia.